Los materiales corrosivos que se utilizan para extraer el hielo o la nieve o para controlar el polvo pueden almacenarse en el bajo de la carrocería. Si estas acumulaciones no se retiran, se producirá una oxidación más rápida en piezas del inferior de la carrocería; como en los conductos de combustible, el bastidor, el panel del suelo, el sistema de escape, incluso aunque éstos hayan sido tratados contra la oxidación.
Lave completamente los bajos del vehículo y los huecos de las ruedas con agua tibia o fría, una vez al mes y después de conducir en carreteras sin asfaltar y cuando el invierno se termine.
Preste atención a estas zonas porque es difícil ver barro y suciedad. Será más dañino humedecer la suciedad de la carretera sin quitarla. Los bordes inferiores de las puertas, paneles y componentes auxiliares tienen orificios de drenaje que no pueden estar obstruidos por la suciedad. El agua almacenada en estos orificios acabará por oxidarlos.
ADVERTENCIA
Tras lavar el vehículo, compruebe los frenos mientras conduce despacio para ver si se han visto afectados por el agua. Si los frenos no funcionan correctamente, séquelos pisándolos ligeramente mientras conduce en línea recta y a una velocidad baja.